El escritor francés Gustave Flaubert no pudo estar más acertado cuando dijo que “la vida debe ser una continua educación”. El mundo sigue girando, queramos o no, así que lo mejor para nuestros intereses, tanto personales como profesionales, es apostar por la formación continua como vía para permanecer actualizados y preparados para las nuevas circunstancias.
¿Crees que contar con una carrera y/o un trabajo es suficiente? El mercado laboral sigue su curso y las empresas, en un escenario altamente competitivo, buscan nuevos servicios y productos para sobresalir del resto, lo que a su vez requiere de un capital humano en constante reciclaje, que sepa afrontar los retos tanto a nivel de competencias técnicas como de habilidades sociales o ‘soft skills’.
Por tanto, la formación es crucial en el desarrollo personal y profesional de cualquier persona, por el impacto que genera a distintos niveles:
Mejora las condiciones de trabajo. La ampliación de las capacidades técnicas y habilidades sociales a través de acciones formativas nos posicionan en una situación de partida privilegiada para acceder al mercado de trabajo, para promocionar dentro de nuestro trabajo o para conseguir un empleo más satisfactorio en otro lugar.
Incrementa la competencia profesional y la productividad. El hecho de estar altamente capacitados nos permite, a su vez, afrontar la toma de decisiones y resolución de conflictos de forma más eficaz, lo que redunda en nuestra reputación dentro y fuera del ámbito laboral, al tiempo que mejora la productividad.
Aumenta nuestra satisfacción en el empleo. Gracias a la formación, seremos capaces de llevar a cabo con éxito las metas que nos propongamos y de afrontar nuevos desafíos, lo que tiene un impacto positivo en nuestra motivación laboral y nuestra satisfacción personal y autoafirmación.
Potencia la confianza y autoestima en nuestras relaciones personales. La formación nos aporta conocimientos, pero también habilidades sociales (como proactividad, empatía, compromiso, autocrítica, tolerancia…), capacitándonos para interactuar con nuestro entorno con una actitud más positiva. Promoviendo de esta forma, la existencia de un fuerte vínculo entre capacitación e incremento de la confianza y la autoestima, lo que contribuye a la inserción de la persona en la sociedad.
Fuente: noelialopezcheda.wordpress.com